LAS PAREDES HABLAN POR NOSOTROS


Taller de Arteterapia en la ESB 186 de La Matanza

domingo, 27 de septiembre de 2009

Crónica del primer encuentro

7.30hs.

El edificio de la escuela está situado al lado de una sala de salud.

Tanto la entrada del Jardín y la de las escuela primaria y secundaria básica dan a una especie de calle o camino donde mamás y niños esperan para entrar, llegan maestras que ingresan al edificio de la primaria. Hay montados en esta calle dos puestos o kioscos con golosinas, galletitas y bebidas; se ven varios perros que van, vienen se recuestan… Muy cerca del lugar hay varias paradas de colectivos donde se acumula gente que espera el transporte.

La escuela es un edificio modesto, no muy grande, de dos pisos, al que se ingresa por un hall que lleva a un gran patio central con las aulas dispuestas en forma de L, a dos de sus lados y un terreno o patio descubierto hacia el fondo.

La planta baja pertenece a la escuela primaria que nada tiene que ver con la escuela secundaria básica del primer piso, hay otra dirección, etc.

El primer piso consta de un largo pasillo al que dan las aulas, una sala de maestros, que es también biblioteca, secretaría, etc… vemos la posibilidad de realizar el mural sobre una de estas paredes.

Saludamos a algunas maestras que nos informan que no hay agua en el edificio…

Entramos al aula, unos 25 chicos nos están esperando. Marisa presenta a Analía recordándole a los chicos que es la profesora de plástica de la que les había hablado y con la que van a durante tres meses.

Después de dar la consigna para el primer trabajo de presentación e inicio de los encuentros, divididos en grupos de 4 ó 5, los chicos se disponen a trabajar.

Se van pasando una plantilla circular con la que dibujan el círculo para hacer un mandala que los presente y represente a cada uno. Algunos se ven pensativos, otros dicen saber lo que van a dibujar dentro del círculo, intercambian voces, lápices, regla, colores….Hacen preguntas a las arteterapeutas sobre lo que pueden hacer o no.

Después de unos treinta minutos la mayoría de los chicos ya tienen resuelto su diseño y comienzan a pintarlo, algunos lo muestran a las arteterapeutas buscando aprobación.

Intercambian materiales de trabajo: lápices, gomas, reglas.

Las arte terapeutas recorren el aula por entre las mesas observando los trabajos, estimulando a los indecisos o a los pocos que todavía no han avanzado demasiado.

Luego de una hora larga suena el timbre del recreo, los chicos siguen trabajando y Marisa les dice que los que terminaron, entreguen su trabajo para colgarlo en la pared con la idea de que una vez que todos hayan terminado y vuelvan del recreo se hará un cierre observando y escuchando a cada uno decir unas palabras sobre su mandala.

Las arteterapeutas salen hacia la sala de maestros y unos cuantos chicos se quedan en el aula terminando sus dibujos.

Al regresar se terminan de colgar los trabajos que faltaban y nos disponemos para escuchar lo que cada uno quiera decir acerca de su trabajo y a mirar el mosaico de mandalas que quedó armado en una de las paredes del aula. Se escuchan quejas porque algunos trabajos quedaron sin terminar, otros se resisten a colgarlos y siguen trabajando, se aclara entonces que podrán hacerlo en sus casas y traerlos terminados para el próximo encuentro.

Marisa va señalando algunos trabajos y pregunta por su autor para que cuente lo que hizo. Luego los que deciden que trabajo observar son los chicos que van señalando y preguntando quién es el autor y qué representa el trabajo.

El primero en hablar es Tiago que dibujó una especie de espiral en color naranja y gris, Analía le pregunta porqué eligió esos colores y él responde que el naranja es el color de la piel y el gris es el del lápiz. Cuesta oírlo porque el grupo conversa entre sí, preguntan, se ríen, están inquietos. En el grupo donde estaba sentado Tiago los trabajos son excelentes, habían estado trabajando muy concentrados realizando unos diseños originales usando los útiles más simples y habituales (lápiz negro y birome) de manera muy creativa.

Mireya dice con desgano y en medio de su grupo de chicas que ríen y hablan, que lo único que hizo es poner su nombre. Analía dice que se ve mucho más que eso, que hay un círculo, que dentro del círculo hay seis divisiones, que en cada casillero hay una letra, y que siguiendo un recorrido circular se lee el nombre Mireya, que además está dibujado con una caligrafía especial, y con distintos colores para cada letra.

Maira dice que su mandala se llama “Azul”, Marisa pregunta por qué, si le gusta el color azul.

Analía pregunta a qué se parece su dibujo. Él responde que se parece a muchas cosas, se ríe…

Analía vuelve a preguntar a qué cosas se parece, él da vueltas, no responde…el grupo habla, se ríe… Marisa llama la atención y pide que por favor escuchen a sus compañeros, que es importante lo que tienen que decirse.

Analía interviene diciendo que ella ve una rueda en el mandala de Maira

José puso las letras de su nombre en una estrella con un paisaje de montañas en el centro.

Jesica dice que hizo un tablero de ajedrez con círculos alrededor. Ella realizó dos o tres diseños antes y luego se decidió por este. Es uno de los pocos dibujos que utilizó el espacio exterior al mandala. Marisa hace notar esto al grupo.

Nico, puso su nombre, el nº 33 y algunas marcas de ropa deportiva en el interior de su círculo.

Lo primero que le preguntó a Analía al comienzo del encuentro fue si le gustaba el football y de qué cuadro era… Explica que el 33 es el nº que tiene en la remera con la que juega a la pelota.

Luego hablan Piter, Andrea, Geri, Ruth (dibujó una mano a partir de su mano apoyada sobre el papel, la pintó de negro y dejó una parte con unos pequeños pedacitos sin pintar a modo de calado, Marisa habla de un tatuaje y hace notar que como el de Jesica, el dibujo de Ruth también abarca el espacio exterior al círculo y que como es también un “damero” parece dialogar con aquel.

Siguen Mireya, Anahí, Martin

Oriel, no habló en todo el encuentro. Cuando se le pregunta por su trabajo él cuenta muy bajito lo que dibujó allí. Como no se le escucha se acerca y explica que las letras son las iniciales de los nombres de sus amigos, que el paisaje es lo que él ve cuando va por el barrio.

Analía le pregunta por una franja circular de estrellas que encierra parte del diseño y él dice que son las estrellas que ve en el cielo por la noche. También están representados los cuatro elementos: tierra, fuego, agua, aire en las cuatro esquinas.

La hora se pasa, se descuelgan los trabajos para que cada uno se lo lleve a casa y terminen los que lo necesiten, nos despedimos hasta el próximo encuentro.

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